¿Cansado de cargar con equipaje emocional? ¿No puede permitirse un vuelo espontáneo lejos de sus problemas? Aquí le explicamos cómo conseguir el descanso que se merece, en casa y con el mínimo esfuerzo: unas vacaciones emocionales.

1. Desconectar para volver a conectar

Parece casi imposible, pero es esencial. En un mundo cada vez más tecnológico, recibimos constantemente estímulos de nuestros teléfonos y portátiles.

Los correos electrónicos del trabajo, los mensajes de texto de tus padres e incluso las llamadas aleatorias de spam te bombardean con obligaciones y empañan tu día libre. Así que trata tus vacaciones como si fueran de verdad y reduce al mínimo el uso del teléfono.

Todo el tiempo, la gente desconecta en viajes remotos sin servicio de móvil. Así que no te preocupes por desconectar durante un par de días: el mundo seguirá ahí después de tu sesión de recarga.

Incluso mejor que usar pura fuerza de voluntad: apaga completamente tus dispositivos o ponlos en modo avión. Siempre puedes comprobar las notificaciones importantes a una hora determinada cada día.

Mantenerte atento a las notificaciones te proporciona continuas descargas de cortisol a lo largo del día, lo que no es el combustible adecuado para unas tranquilas vacaciones emocionales.

2. Servicio de habitaciones, por favor

Recargar tu cuerpo también ayudará a tu estado emocional. El bienestar mental está estrechamente relacionado con la salud física. Así que mantente nutrido sin trabajar para ello.

Llena tu nevera de alimentos de alta calidad, como aperitivos precocinados y bebidas embotelladas. Crea tu propio minibar sin tener que pagar precios que te hagan sentir culpable.

En un viaje de verdad, tendrías que pagar una habitación de hotel o AirBnB, comidas fuera de casa, recuerdos, etc. Así que no te lo tomes a mal por abastecerte de tentempiés que te ayudarán a tu bienestar mental y físico.

Así podrás darte un capricho en tus vacaciones sin preocuparte de dónde y qué comer.

3. Gastar con inteligencia

Los fondos que se habrían gastado en un vuelo o en un hotel pueden utilizarse para enriquecer las vacaciones. Destine dinero a comer fuera o a pedir comida a domicilio para no estresarse por el esfuerzo, el tiempo o la limpieza de la cocina. Tal vez puedas asistir a una clase de atención plena para aprender a poner los pies en la tierra. Alquila una película que te levante el ánimo y que no esté en Netflix. Date un masaje. O probar alguna nueva comida picante para sentir un subidón de endorfinas.

4. Deja que tu mente divague

En lugar de descifrar los complejos sistemas de metro de Tokio, saque unos cuantos libros de evasión de la biblioteca. Puede alquilar unos cuantos en su biblioteca local justo antes de la estancia que haya planeado, de forma fácil y gratuita. A veces lo que necesitas para disfrutar de tus vacaciones es evadirte de la realidad.

5. Tenga en cuenta sus conexiones

Puede resultar difícil relajarse cuando se habla constantemente con los demás. Mantener contactos sociales puede ser agotador para los introvertidos, pero los extrovertidos también se agotan; como mínimo, estar siempre conectado te quita tiempo para la autorreflexión y para satisfacer tus propias necesidades. Esa pérdida de tiempo personal puede acumularse y contribuir al estrés y al agotamiento.

Intenta minimizar el esfuerzo que supone relacionarte con los demás. Haz una lista de amigos con los que sea fácil hablar, algo así como un círculo íntimo de confianza. O recurre a Internet, donde encontrarás espacios seguros para hablar libremente sin cohibirte ni avergonzarte.

Los foros y las salas de chat anónimas en línea pueden proporcionar una interacción social liberadora, sin temor a ser juzgado: la forma perfecta de evitar sentirse aislado durante las vacaciones.

Anímate y recarga las pilas Y recuerde que las estancias vacacionales no son tan laboriosas, abrumadoras ni caras como las vacaciones de verdad: dedique tiempo a descansar y cuidarse con frecuencia, y su salud emocional se lo agradecerá.