Todos nos criticamos de vez en cuando. Ser conscientes de nuestros defectos y de dónde tenemos que mejorar es bueno. Sin embargo, la autoinculpación cruza la línea que separa el autoconocimiento constructivo de la autolesión emocional.

La autoinculpación suele surgir como consecuencia de un trauma y puede afectar gravemente a la salud física y mental. Y en un bucle de retroalimentación inútil, luchar contra la autoculpabilidad dificulta considerablemente la curación del trauma, la depresión y la ansiedad. Es importante recordar que tus problemas no son culpa tuya y que no siempre tenemos la culpa de lo que nos ocurre.

Trabaja para detener el ciclo de autoculpabilización y poder empezar a curarte, con la perspectiva y los consejos que te ofrecemos a continuación.

Tipos de autoinculpación

Ésta no es una lista exhaustiva, pero he aquí algunas manifestaciones de la autoculpabilidad que pueden hacer que nos interpongamos en nuestro propio camino.

1. Autocrítica tóxica

Ya hemos hablado un poco de esto, pero la autoculpabilización es una versión poco útil de la autocrítica. A menudo, nos culpamos a nosotros mismos bajo el pretexto de que sólo estamos intentando mejorar y ser mejores personas. Sin embargo, la autoculpabilización suele ser el resultado de un doble rasero contra nosotros mismos y de creencias infundadas como “no valgo nada” o “soy estúpido”

Piensa en ello:

2. Dudas infundadas sobre uno mismo

Dudar constantemente de uno mismo en diferentes aspectos de la vida puede pasar factura. Puede que encuentres razones para dudar de ti mismo, pero si las analizas más detenidamente, ¿son realmente ciertas?

Las dudas sobre uno mismo a menudo tienen su origen en sentimientos crónicos de rechazo. Si los demás no han aceptado a menudo nuestra influencia, o no han tenido mucha confianza en nosotros, es difícil tener mucha confianza en nosotros mismos.

Esta falta de confianza en nosotros mismos agota nuestra esperanza y, con ella, nuestras ganas de intentarlo. La autoduda nos aleja de nosotros mismos y de los demás, pero si no nos tomamos en serio a nosotros mismos, ¿cómo van a hacerlo los demás?

Es agotador, doloroso y asfixiante cuestionar constantemente la solidez de tus relaciones, si eres capaz de tener éxito en tus objetivos y tu yo en general.

3. Vergüenza y culpa

Pensar demasiado y culparnos a nosotros mismos nos lleva fácilmente a la angustia, la vergüenza y la culpa. Esta vergüenza puede referirse a nosotros mismos, a nuestras acciones pasadas, a cosas que hemos dicho, etc. Estos sentimientos pueden ser abrumadores y perturbar la vida cotidiana.

Cómo no culparse por el trauma

Hemos hablado de los tipos de autoinculpación y de cómo reconocerla, pero ¿cómo podemos dejar de culparnos por nuestro trauma?

1. Haz la distinción entre la autocrítica para mejorar y la autoculpabilización.

Como hemos mencionado antes, ¡hay una gran diferencia entre las dos! Cuando te encuentres criticando tu comportamiento pasado o las cosas que has dicho, trata de evaluar si se trata de una crítica constructiva real o si te estás involucrando en un pensamiento excesivo tóxico. Dedicar tiempo a evaluar activamente estos pensamientos te ayudará en el proceso de detener el ciclo de autoculpabilización.

2. Responde a tu autoculpabilidad.

Esto puede parecer raro, pero realmente puede cambiar tu forma de pensar y de verte a ti mismo. Una vez que hayas aprendido a reconocer cuándo te estás autoinculpando, empieza a responder a los pensamientos negativos. Haz una lista de respuestas positivas (cosas que te gustan de ti mismo, afirmaciones, etc.) y dímelas cuando empieces a sentirte culpable. — y dígaselas a sí mismo cuando empiece a tener pensamientos negativos.

Cosas como “Mi trauma no fue culpa mía” o “Lo hice lo mejor que pude, y eso es suficiente” o “Soy digno” son ejemplos de buenos mantras. Cuanto más te los digas a ti mismo, más empezarás a creértelos. Como te mereces.

3. Ten compasión de ti mismo como lo harías con un amigo.

No le diríamos a la gente que queremos “Sí, tienes razón” si les oyéramos decirse que no valen nada. Entonces, ¿por qué nos lo diríamos a nosotros mismos? Empieza a trabajar en tu relación contigo mismo y aumenta tu autocompasión. Te mereces darte amor incondicional y bondad.

4. No pasa nada por pedir ayuda.

A veces, el camino para detener el ciclo de la autoculpabilidad es difícil de iniciar por uno mismo. Acudir a terapia puede parecer desalentador, pero puede ser increíblemente útil para tratar de superar el trauma. Un profesional te proporcionará una perspectiva externa y te guiará a lo largo del proceso. Además, si no estás preparado para la terapia, puedes obtener esa perspectiva y validación en un chat anónimo de apoyo entre iguales. Hay montones de recursos disponibles para que consigas la ayuda que puedas necesitar, y el resultado final merece la pena.

5. Recuerda: eres humano.

Eres un ser humano, y los seres humanos cometemos errores Eso no significa que tus errores te hagan merecedor de cosas malas, de autoculparte y de experiencias traumáticas. Tu trauma no es culpa tuya y mereces amor, atención y compasión. No seas tan duro contigo mismo y date un poco de amor. El camino para salir de la mentalidad de autoculpabilización no es fácil, pero tienes apoyo si lo necesitas.