Si ha oído hablar de Isaac Newton, probablemente haya oído hablar de la inercia: la tendencia de un objeto a no cambiar su trayectoria.

Aunque el comportamiento humano no es tan sencillo, es cierto que tendemos a ceñirnos a lo que conocemos. Por desgracia, eso significa que cuando no sabemos lo que vamos a hacer, podemos quedarnos atascados. Entonces, avanzar parece imposible.

Tanto si se trata de tu próximo paso en este día como de tu próximo paso en la vida, estamos aquí para ayudarte a romper la inercia. Si estás atascado preguntándote: “¿Qué voy a hacer?”, estás en el lugar adecuado.

Averigua qué hacer encontrando en esta página la razón por la que no sabes qué hacer. Puede que estés indeciso, afligido, peleado con la familia o simplemente abrumado:

Desplázate por la lista, o haz clic para saltar a lo que te interese, y obtendrás unos cuantos pasos iniciales que puedes intentar para desatascarte.

Estoy abrumado: 3 enfoques

Enfoque cognitivo: haz una lista de tareas pendientes

A veces tus pensamientos se enredan como unos auriculares que has dejado demasiado tiempo en el bolsillo. Tienes muchas cosas en la cabeza y no sabes por dónde empezar. “¡¿Qué voy a hacer?!”

Cuando estés abrumado y no sepas qué vas a hacer, haz una lista de tareas. El simple hecho de anotar las cosas te ayuda a sentirte más organizado, en control y preparado.

Una vez que tengas la lista, puedes jugar con el orden de las tareas hasta que te sientas cómodo. Por ejemplo, si tienes que escribir un trabajo enorme, divídelo en secciones. O, si no te sientes motivado, empieza por algo pequeño que te dé energía (¿cuántas tazas y cuencos hay en tu habitación?).

Enfoque fisiológico: ejercicios de relajación

Nuestro cuerpo tiene una respuesta al estrés que resulta muy útil cuando tenemos que correr para salvar la vida. No tanto cuando tenemos que estudiar para un examen importante y estamos tan ansiosos que no podemos concentrarnos.

Cuando te sientas demasiado inquieto y tenso para hacer nada, empieza por calmar tu cuerpo.

Existen montones de ejercicios de respiración, pero uno fácil para empezar es la respiración 4-7-8. Inspira durante 4 segundos, mantén la respiración durante 2 segundos y luego vuelve a respirar. Inspira durante 4 segundos, mantén la respiración 7 segundos y espira 8 segundos. Repítelo.

Este tipo de respiración lenta y pausada indica a tu cuerpo que no hay ninguna amenaza inminente y permite que tus músculos se relajen.

Larelajación muscular progresiva es otra técnica eficaz y sencilla para relajarse. Para cada parte del cuerpo, una por una, aprieta los músculos para tensarlos y luego suéltalos para relajarlos. Esto te ayudará a concentrarte y a liberar la energía acumulada.

Enfoque conductual: simplemente haz algo

¿Alguna vez has tenido tanto que hacer que has decidido echarte una siesta?

A veces, pensar en todo lo que tenemos que hacer nos resulta tan agotador y estresante que ni siquiera nos atrevemos a hacer las cosas fáciles.

Entonces nos quedamos sin hacer nada y nos sentimos mal por ello, lo que nos quita aún más las ganas de hacer cosas. Cuando esto ocurre, la técnica de activación conductual puede ayudarnos.

La idea que subyace a la activación conductual es que nuestra evitación seguirá aumentando hasta que la cambiemos.

La técnica es sencilla: elige una cosa y hazla. Sepárala de todo lo demás que tengas que hacer. Es tu único objetivo en este momento. Ve a dar un paseo. Llama a un amigo. Barre el suelo.

Una vez que hagas una sola cosa, lo más probable es que te sientas mejor, tengas más energía y estés más motivado para continuar.

No puedo tomar una decisión: 3 pasos que te ayudarán

Paso 1: Lista de pros y contras. Suena a tópico, pero escribir todos los beneficios e inconvenientes de tus opciones te permite procesar los detalles de tu decisión y obtener algo de claridad de cara al futuro.

Paso 2: Consigue una caja de resonancia. Puede ser un familiar, un amigo o un peluche. No importa lo que digan. Lo importante es que tengas la oportunidad de verbalizar tus pensamientos internos: a veces no nos damos cuenta de lo que realmente pensamos hasta que nos oímos a nosotros mismos decirlo en voz alta.

Si no encuentras una caja de resonancia adecuada en persona, siempre puedes recurrir a comunidades o servicios en línea (como los chats anónimos de apoyo entre iguales de Supportiv).

Paso 3: Confía en tu instinto. Ya has escrito todos los pros y los contras y has hablado de la decisión. Conoces todos los detalles y lo que significan para ti.

Mira tu lista y escucha lo que sientes ante cada opción. Tu instinto está ahí por algo. Opta por lo que te parezca mejor y no te lo pienses dos veces.

Estoy discutiendo con amigos o familiares: 3 cosas que hay que hacer

Contextualizar. Antes de abordar el problema, asegúrate de que lo planteas de forma realista. La gente tiende a dejar que los problemas se acumulen en su mente hasta que parecen irresolubles.

Por ejemplo, si tu mejor amigo te echa la bronca, puedes pensar “parece enfadado conmigo”, luego “quizá he sido un mal amigo para él”, luego “supongo que no soy muy buena persona”

Pero ten en cuenta que “no soy una buena persona” está muy lejos de “se han enfadado conmigo” Asegúrate de centrarte en el tema en cuestión y evita“adivinar el futuro“.

Comunícate. Cuando expreses tus sentimientos a los demás, utiliza frases con “yo“. Cuando decimos a la gente “me has hecho sentir mal”, les ponemos a la defensiva y es probable que no estén de acuerdo con lo que pensamos.

Deja las acusaciones fuera de la conversación; explica lo que sientes, no lo que te han hecho.

Escucha. Reconoce que ellos también tienen una perspectiva diferente. Pregúntales cómo interpretaron la situación. Pregúntales cómo se sienten al respecto. Pregúntales qué quieren que ocurra a continuación.

No tienes por qué estar de acuerdo con ellos, pero llegar a un punto de entendimiento es mucho mejor que intentar debatir la validez de los sentimientos del otro.

Tengo dudas sobre mi futuro: aprovecha el presente

Haz un plan

Si no estás seguro de lo que quieres hacer en tu carrera, empieza por pensar en cuáles han sido tus mayores retos y metas. ¿Qué has superado? ¿Dónde has tenido éxito? ¿Puedes hacer carrera ayudando a otros a hacer lo mismo?

Define tus valores, objetivos y estilo de vida ideal. A continuación, determina cuáles son tus prioridades: ingresos, ubicación, trabajo por cuenta propia, empresa grande o pequeña, oportunidades de ascenso, crecimiento personal, trabajo en equipo o en solitario, posibilidades de viajar, etc.

Pregúntate qué es lo que no te gusta. Averiguar qué quieres evitar puede ayudarte a darte cuenta de por qué quieres luchar.

Investiga. Una vez que hayas identificado tus prioridades, empieza a buscar trabajos que se ajusten a ellas. Infórmate sobre cómo montar tu propio negocio, o qué trabajos puedes hacer desde la comodidad de tu casa, o sobre cómo mudarte a una gran ciudad para conseguir una carrera de ritmo rápido.

Reduce tu lista a los trabajos que mejor se adapten a ti y empieza a enviar correos electrónicos

Practica la aceptación

Por mucho que nos preparemos, hay aspectos de nuestro futuro que no están en nuestras manos.

A veces no tenemos la capacidad de trasladarnos, acceder a la educación superior o asumir un riesgo financiero. A veces sí tenemos la capacidad de hacerlo, pero tememos que sea un error.

Sea como sea, el futuro puede albergar mucha ansiedad. Aquí es donde entra en juego la aceptación.

Recuérdate a ti mismo que has manejado todo lo que se te ha presentado hasta ahora. Incluso si acabas en un lugar distinto al que esperas o anhelas estar, podrás sacar lo mejor de ello.

Busca la alegría en todo lo que hagas y mantente siempre atento a las oportunidades de crecimiento personal y cambio. Tienes mucho tiempo para resolver tu vida. Tómatelo con calma. Nada es permanente.

He perdido a alguien: pasos de bebé a dar

Muchas personas experimentan una sensación inicial de aturdimiento tras una pérdida. Las rupturas, el fin de las amistades y la muerte nos hacen redefinir quiénes somos y cuál es nuestro lugar en el mundo sin la otra persona. Es fácil sentirse atascado o perdido en este proceso.

Ante todo, el tiempo será tu mejor amigo y tu peor pesadilla. Puede que tardes semanas, meses o años en volver a sentirte mejor, pero al final lo harás. Hasta entonces, asegúrate de cuidarte.

  • Visite al médico con regularidad. La pérdida puede causar o empeorar enfermedades físicas, y puede ser difícil cuidar de uno mismo cuando se experimenta el duelo. En la medida de lo posible, mantén los objetivos de comer bien, hacer ejercicio y estar al tanto de tu salud. Da un paseo siempre que puedas.
  • Permítete sentir. Reprimir las emociones es poco saludable, estresante e ineficaz. Habla de tus sentimientos con un amigo de confianza, un familiar, un terapeuta o un grupo de apoyo(Supportiv es un buen lugar para empezar).
  • Da un paso. En cualquier dirección. Prepárate una comida casera. Ve al cine. Limpia la casa. Lee un libro. Cuando sientas que no puedes hacer nada, elige una cosa sencilla y hazla. Recuérdate a ti mismo tu fuerza, determinación y voluntad. Si puedes dar un paso, puedes terminar la caminata.

Avanzar cuando no sabes qué hacer

¿Sigues preguntándote “qué voy a hacer”? Si necesitas una afirmación general para saber cómo avanzar, sería la siguiente

1) sé honesto y concienzudo a la hora de pensar en tus opciones, 2) confía en ti mismo y 3) empieza poco a poco.

Una vez que empieces a moverte de nuevo, será más fácil seguir adelante. Practica la aceptación, la autocompasión y la paciencia. No pases por ello solo. Y por último: no te rindas.