Las experiencias de la infancia influyen en la vida adulta, sobre todo en la forma de socializar. Así lo confirma la investigación sobre el “estilo de apego”, que viene determinado por la forma en que tus padres interactuaron contigo. Entonces, ¿cómo influye el estilo de apego de tu infancia en los patrones de tu vida actual y cómo puedes romper esos patrones?

Cuando pensamos en un trauma infantil, podemos sentir la tentación de decirnos a nosotros mismos: “Pero eso ocurrió hace tanto tiempo. ¿Qué tiene que ver con el ahora?” o “¿Por qué no lo has superado si ocurrió entonces?” Peor aún, muchos de nosotros podemos oír estas cosas de otras personas.

Esto se debe probablemente al proceso de pensamiento desinformado de que, si algo está en el pasado, no nos afecta ahora, o que, si lo hace, se debe a una gran violencia o a ser demasiado sensible. Esto no es así.

La idea de que “el pasado es el pasado” es un error médico y científico. Una y otra vez, la investigación demuestra que nuestra infancia nos afecta hasta la edad adulta. Puede afectar a la salud física, la salud emocional, la autoestima, la carrera, la respuesta a los estímulos y, por supuesto, las relaciones. Muchas de las cosas que aprendemos -a menudo inconscientemente- de niños influyen en nuestros patrones de adulto.

Una forma en la que la infancia influye claramente en los patrones adultos es en los estilos de apego. Entonces, ¿cómo puedes conocer tu estilo de apego, comprender su influencia en tus relaciones actuales y buscar patrones de relación más seguros?

Estilos de apego y patrones de relación

En primer lugar, hablemos un poco del apego como tema general. La teoría del apego y la investigación que la sustenta es una de esas pruebas de que lo que interiorizamos en la infancia perdura. Sugiere que las experiencias en la infancia (si tus necesidades, incluidas las emocionales, fueron satisfechas, si experimentaste o no una sensación general de seguridad, etc.), influyen en la forma en que “nos apegamos” en nuestras relaciones sociales en otros ámbitos de la vida.

Éstos son los estilos de apego reconocidos que conocemos y cómo pueden manifestarse…

Estilo de apego ansioso/preocupado:

Una persona con este estilo de apego teme ser dejada o abandonada más allá de lo típico. Como resultado, pueden buscar seguridad, parecer emocionalmente “excesivos”, buscar consuelo, adular a quienes les gustan o quieren la aprobación de ellos, y tener problemas para trazar límites o hacer valer sus necesidades.

Estilo de apego desorganizado/temeroso y evitativo:

Una persona con este estilo de apego desea tener relaciones, pero tiende a alejarse, a rechazar la intimidad emocional o a evitar acercarse a los demás para que no le hagan daño. La gente puede confundirlos con “calientes y fríos” a propósito, pero la raíz de esto es en realidad el mismo miedo a ser dejado o abandonado que tiene alguien con un estilo de apego ansioso.

Estilo de apego despectivo/evitativo:

Una persona con este estilo de apego puede tener una necesidad elevada y malsana de independencia total. Esto suele deberse a que no han visto satisfechas sus necesidades; han aprendido que no pueden depender de la gente, por lo que tienen más problemas que la mayoría para desarrollar la intimidad y pueden evitar o reprimir los sentimientos hacia alguien. Es cierto que la codependencia, que puede observarse en las personas con apego ansioso-preocupado, no es saludable, pero tampoco lo es creer que uno puede hacerlo todo solo todo el tiempo. El objetivo es la interdependencia.

Estilo de apego seguro:

Una persona con este estilo de apego confía en que, si alguien le dice que le gusta, puede creer que es cierto. Son capaces de establecer interdependencia. Es poco probable que tengan patrones de relaciones inestables, intensas o extremas como podría tener alguien con un estilo de apego ansioso-preocupado. Son capaces de conectar emocionalmente con las personas, desarrollar intimidad emocional, mantener relaciones sanas, expresar emociones, establecer límites, exponer sus necesidades, etc.

Tu estilo de apego no eres tú. Es algo en lo que puedes trabajar.

Tu estilo de apego no eres tú. Si tienes un estilo de apego ansioso, por ejemplo, puede que en el fondo no seas tan pegajoso. Tienes necesidades y hay límites que impondrías si no fuera por el miedo a que te dejen o a molestar a otra persona. Si tienes un estilo de apego evitativo, no dejas las conexiones que quieres ni haces daño a nadie con la dinámica del “tira y afloja” a propósito; puede que después acabes sintiéndote triste, solo o culpable.

¿Tienes curiosidad por saber qué estilo de apego puedes tener? Aquí puedes encontrar un cuestionario gratuito.

Cómo romper los patrones de una infancia problemática

Si te afectan los patrones relacionados con el apego, aquí tienes algunas cosas que puedes hacer:

1. Sé consciente de cómo tu estilo de apego se manifiesta en tu vida.

Se trata de una vía de doble sentido; lo ideal es que las parejas que elijas sean conscientes de sí mismas, y es importante que tú también lo seas. Reflexiona sobre tus patrones y comprueba si hay algo en tus relaciones que quieras cambiar: huir cuando empieza a formarse un vínculo, temer que la gente se vaya, decir a la gente que se irá sin pruebas de que sea cierto, etc.

También vale la pena señalar que el apego se manifiesta en tu vida de formas que no tienen nada que ver con las relaciones románticas. Tu estilo de apego también puede afectar al trabajo, las amistades, el establecimiento de límites, la autoestima, el bienestar general y prácticamente cualquier otro aspecto de tu vida.

Si tomamos el trabajo como ejemplo, es posible que el miedo a los comentarios negativos en el trabajo sea tan grave que afecte a la salud o a la capacidad para realizar las tareas. Como consecuencia, es posible que se queme con más facilidad o rapidez. También es posible que renuncie a su trabajo de forma crónica o que le cueste defender sus intereses.

2. Utiliza la acción contraria cuando quieras autosabotearte.

Cuando quieras romper un patrón, tu diálogo interior es importante. Una vez que eres consciente de tu estilo de apego y de cómo se manifiesta en tu vida, puede ser útil crear un plan para abordar los pensamientos que puedan surgir como consecuencia de él.

Por ejemplo, supongamos que empiezas a salir con alguien. Todo va bien y empiezas a sentir algo por esa persona. Entonces, surgen las ganas de dejarlo; quieres enviarle un mensaje de texto y decirle: “no podemos vernos más” Quieres dejarlo antes de que ellos tengan la oportunidad de hacerlo primero.

Sin embargo, no tienes motivos para creer que no le gustas a esa persona. Te muestra un sano nivel de afecto y la relación avanza a un ritmo adecuado. Te gusta de verdad y sois compatibles.

Aquí es donde te tomas un momento para hacer una pausa. Reconoce el miedo y dite a ti mismo: “Quiero a gente que me quiera”. Por lo tanto, si decidieran marcharse, preferiría no estar con ellos. Sin embargo, lo que tenemos es bueno. Parece que les gusto. Me siento bien cuando estoy con ellos. Estoy a salvo. Démosle una oportunidad” Esto se llama reencuadre del pensamiento. Algunas personas, al conocer su estilo de apego, deciden tomarse un tiempo para dejar de tener citas y relaciones hasta que puedan distinguir sus sentimientos genuinos, distinguir lo que es real del peligro percibido y utilizar este proceso.

3. Elegir las parejas adecuadas. (Buscar relaciones sanas antes que relaciones cómodas)

Uno de los consejos más comunes para alguien con un estilo de apego inseguro es que salga con alguien seguro. ¿Por qué es así? Además, ¿cómo saber si la persona con la que sales tiene un apego seguro? Hay un par de cosas que puedes buscar en una pareja:

  • Coherencia. Por ejemplo, que no haya “calor y frío”/”empujones y tirones”.
  • Ritmo constante. La relación no debe avanzar a un ritmo rápido ni volverse intensa demasiado pronto.
  • Afecto sano y auténtico. Busca a una persona que te muestre respeto y dedique tiempo a conocerte. No debe bombardearte de amor ni negarte su afecto.

Estos rasgos indican que es muy probable que una persona esté firmemente unida a ti o, al menos, que sea lo bastante consciente como para formar un vínculo sano. Es posible tener un apego más seguro, y ser consciente de tu estilo de apego puede ayudarte a crear -y mantener- relaciones sanas.

4. Tómate las cosas con calma.

A muchos también les ayuda tomarse las cosas con calma. De este modo, te das tiempo y espacio tanto para tranquilizarte como para interiorizar la posible seguridad de una relación. Independientemente de dónde aparezca el apego en tu vida, en tus relaciones o en cualquier otro aspecto, lo más habitual es que te tomes las cosas día a día y te digas a ti mismo que no puedes controlar ni predecir necesariamente lo que va a ocurrir.

Con el tiempo, descubrirás que la seguridad y la estabilidad existen. Esto no significa que todas las relaciones vayan a funcionar; nadie tiene una vida en la que todas las relaciones funcionen. Sin embargo, te sentirás lo suficientemente seguro como para saber que las cosas irán bien.

Conclusión

Al igual que la investigación muestra una correlación entre nuestra infancia y nuestros estilos de apego en la edad adulta, también muestra que podemos trabajar para conseguir un apego más seguro. Tener a alguien con quien hablar durante este proceso puede ser de gran ayuda. Las opciones de apoyo entre iguales como Supportiv están aquí para ti cuando necesites una conexión confidencial y comprensiva.