Durante las conversaciones en la mesa, suele haber un miembro de la familia que cruza la línea que separa la crítica constructiva de la intimidación. Sobre todo si no va dirigido a ti, puede que pases por alto o te sientas fuera de lugar señalar este comportamiento ofensivo. Sin embargo, intervenir puede hacer que las cosas sean más cómodas para todos. A continuación te explicamos cuándo debes hablarle claro al acosador de la familia y cómo minimizar las consecuencias.

¿Se trata de acoso?

El mayor obstáculo para hablar en tu defensa o en la de otra persona es la duda sobre si la situación merece una protesta. El acoso verbal siempre merece un reproche, e incluye

  • burlas vergonzosas, hostiles y agresivas
  • comentarios sentenciosos sobre la propia identidad
  • críticas y juicios negativos excesivos

Son relativamente fáciles de detectar, sobre todo si proceden repetidamente de un determinado miembro de la familia o se dirigen al mismo miembro vulnerable. En cambio, elacoso pasivo-agresivo puede pasar desapercibido. Esta forma más sutil suele implicar un nivel de manipulación, y el agresor puede mantener una negación plausible: comportarse normalmente y con modales en la superficie, mientras emite juicios selectivos e hirientes cuando puede salirse con la suya. Ejemplos de este comportamiento son cotillear a espaldas de otra persona, hacer gestos y expresiones faciales condescendientes, sacar a relucir deliberadamente incidentes embarazosos, etc. En una reunión de seres queridos y amigos, puede resultar difícil llamar la atención a alguien por su comportamiento cruel. Nuestro instinto puede ser pasar por alto o excusar el comportamiento ofensivo. Sin embargo, si el comportamiento le hace sentirse incómodo a usted o a otra persona, puede que tenga motivos para enfrentarse al acosador.

¿Debes intervenir?

Cuando detectas un caso de acoso verbal o pasivo-agresivo dirigido a otra persona, puede resultar difícil decidir si intervenir o no. Es importante que primero hables con la víctima sobre lo que quiere. A veces, es mejor mantenerse al margen de la conversación y limitarse a ofrecer apoyo a la víctima si es posible. La víctima de un acosador familiar puede querer enfrentarse ella misma al miembro insensible de la familia, o evitar una gran escena. Si la víctima se siente indefensa, asustada o enfadada y quiere que le apoyes, entonces deberías plantearte enfrentarte al agresor. No creas que no debes implicarte porque el acoso no te afecte directamente. No eres un mero espectador. Eres parte de la familia, y si puedes mediar con éxito en una conversación entre las partes en conflicto, puedes crear un ambiente más agradable y armonioso para todos.

Desenredar situaciones tensas

Tratar con un acosador en la familia puede parecer más intenso que con una persona cualquiera, ya que objetivamente hay más en juego. Procedas como procedas, este conflicto implica a personas queridas por ambas partes, y querrás dar prioridad a mantener la paz. A diferencia de cualquier otra situación, una persona crónicamente insensible en la familia puede seguir siendo alguien a quien quieres, respetas e incluso de quien dependes en la vida diaria. Querrás reducir la tensión de la situación con el mayor cuidado posible:

    • Confronta al acosador en privado.
    • Ofrezca a la víctima participar en la conversación, si se siente cómoda.
  • Pide al acosador que piense en una forma alternativa de actuar, para la próxima vez, y sugiere una disculpa a la(s) víctima(s).

Si te sientes capaz, te animamos a intervenir. También está bien hacerse a un lado; limitar la exposición al acosador te permite cuidar de la víctima y de ti mismo, disfrutando de las vacaciones lo mejor que puedas. Escrito por: Merusha Mukherjee