En la cultura pop, las familias disfuncionales siempre resultan al menos ligeramente razonables. A series de televisión como Modern Family y Full House les encanta retratar a familias estrafalariamente perfectas cuyos problemas son sencillos y se resuelven en un episodio de treinta minutos.

Y aunque la mayoría de las familias no son tan abiertamente destructivas como en Juego de Tronos, ninguna familia es perfecta.

Esto nos lleva a preguntarnos: ¿cómo podemos saber si nuestra familia es realmente disfuncional?

¿Qué aspecto tiene la disfunción real?

Una familia disfuncional se caracteriza formalmente por “conflicto, mal comportamiento o abuso” Las relaciones entre los miembros de la familia son tensas y pueden estar llenas de descuidos, gritos y chillidos. Puedes sentirte obligado a aceptar alegremente un trato negativo.

No hay espacio abierto para expresar libremente tus pensamientos y sentimientos; no eres capaz de prosperar y sentirte seguro dentro de tu propia familia.

Y eso es sólo la punta del iceberg: existen signos aún más concretos y reconocibles.

Señales de una familia disfuncional

Aunque ninguna familia actúa igual y todas experimentan algún nivel de disfunción, hay algunas señales claras que pueden indicar problemas mayores:

Adicción

El American Addiction Centers descubrió que alrededor del 45% de la población estadounidense ha estado expuesta a alguna forma de alcoholismo dentro de su familia, lo que se traduce en unos 76 millones de personas y 26 millones de niños. Hay muchas otras formas de adicción, y la adicción puede dar lugar a muchas relaciones insanas entre los miembros de la familia. los programas de “12 pasos”, e incluso los estudios de investigación financiados por el gobierno, reconocen ahora los efectos que la adicción puede tener en la salud emocional de una familia, incluso de generación en generación.

Perfeccionismo

Las expectativas de perfección son totalmente irreales – sólo dañan las relaciones… como vemos en muchos tipos de familias disfuncionales.

El perfeccionismo nunca puede darse en todas las situaciones, y las familias se exponen al fracaso y al enfado si siempre esperan que sus hijos o familiares lo hagan todo bien.

Además, esperar que todo sea perfecto ejerce mucha presión sobre todos los implicados. Vivir sabiendo que nunca serás lo bastante bueno para las expectativas exageradas de tu familia puede dañar tu salud emocional a largo plazo.

Malos tratos o abandono

La diferencia entre maltrato y abandono es que el maltrato indica un daño activo como el verbal, el físico o la violencia. En cambio, la negligencia es un daño inactivo, físico o emocional: no alimentar al niño o negarle amor, interés o atención.

Tanto el maltrato como la desatención son extremadamente problemáticos, y las familias pueden verse atrapadas en ciclos que normalizan el trato dañino; los que crecen en estas familias pasan a mostrar los mismos comportamientos a sus hijos, lo que provoca un ciclo intergeneracional de desatención o maltrato bien estudiado.

Imprevisibilidad y miedo

Es difícil establecer relaciones de confianza cuando se vive en constante incertidumbre o miedo.

Si nunca estás seguro de cómo van a responder tus padres, estás constantemente anticipando conflictos y no puedes expresarte con sinceridad. En lugar de eso, esperas sus próximas críticas.

Puede que incluso quieras evitar cosas que deberían ser agradables, como las vacaciones o las fiestas.

Amor condicional

Los miembros disfuncionales de la familia pueden ser increíblemente manipuladores con su afecto, dando amor sólo cuando quieren algo de ti.

Por el contrario, negarte el amor cuando haces algo que no les gusta hace que quieras complacerles constantemente y no te da la oportunidad de relajarte y ser tú mismo.

Falta de límites

Algunos ejemplos de falta de límites en la familia son:

  • un padre controlador, que toma las decisiones de tu vida por ti e ignora tus opiniones,
  • un progenitor intimidatorio que te disuade activamente de hacerte valer o incluso de decir lo que piensas,
  • o un hijo mayor que asume el papel de padre.

Nadie tiene su propio espacio, nadie respeta la autonomía de los demás. Vivir así puede llevar a relaciones insanas y codependientes más adelante.

Falta de intimidad

Tu familia no da muchas muestras de cercanía. No hay un apoyo emocional sincero y vuestras relaciones son superficiales, en lugar de emocionalmente disponibles.

Este tipo de relaciones hacen que te resulte difícil estar cerca de alguien, ya que no has practicado hacerlo antes. Es posible que fantasees sobre cómo harás las cosas de forma diferente con tus propios hijos.

Mala comunicación

No hay entendimiento entre los miembros de tu familia y tú, así que no puedes expresar tus opiniones. Siempre hay tensión y no te sientes seguro comunicándote con ellos.

Nadie habla de sus problemas y todos los esconden debajo de la alfombra.

Y a la hora de planificar, nadie respeta el tiempo ni las preferencias de los demás. No hay líneas de comunicación abiertas.

Una familia disfuncional

Hay muchas razones para que los miembros de una familia actúen de forma problemática, desde las finanzas hasta su pasado y la forma en que sus familiares les trataron.

Nuestra sabiduría favorita para recordar en una familia disfuncional: aunque nada de esto es culpa suya, es posible que siga sintiendo una carga personal.

Dicho esto, no te corresponde a ti cambiar a tu familia. Sólo puedes responsabilizarte de ti mismo y de tus actos.

Sin embargo, es importante actuar. Los patrones familiares disfuncionales pueden tener efectos a largo plazo en tu vida.

Tener poca confianza en ti mismo o baja autoestima son ejemplos de cómo tu familia puede alterar tu vida. La ansiedad social y los dolores y molestias inexplicables pueden incluso formar parte de ello.

Muchos de nosotros incluso crecemos pensando que el comportamiento de nuestras familias disfuncionales es normal, así que el primer paso es romper el ciclo.

Comprenda cómo le afecta el comportamiento disfuncional

Si reconoce algunos de los signos de comportamiento familiar disfuncional enumerados anteriormente, es posible que ya reconozca sus efectos sobre usted. Sin embargo, para algunos puede ser un proceso largo ver estas señales.

Cuando uno crece rodeado de comportamientos poco saludables, es normal creer que las familias son así y que uno está destinado a seguir por ese camino. Dos pasos importantes para procesar tus emociones en torno a tu familia y tomar mejores decisiones para tu propio bienestar mental son:

1. Ser capaz de notar/etiquetar el comportamiento disfuncional, y

2. Reconocer el estrés, la ansiedad u otros síntomas que te provoca ese comportamiento.

Como ya hemos comentado, es habitual que estos rasgos se repitan a lo largo de generaciones. Eso significa que tus padres han recogido señales de sus padres, que sus padres recogieron de su familia.

No se desespere: Es posible romper este ciclo. La herramienta más poderosa para romper patrones disfuncionales es tu propia conciencia y voluntad de autoexamen.

Recuerda que tus necesidades son tuyas

A veces los miembros de la familia no ven su propia disfunción y la carga que causa a los demás. En estos casos, a algunos les resulta más fácil aceptar comportamientos tóxicos para mantener la paz familiar.

Por ejemplo, un hermano puede intentar convencerte de que visites a tus padres ancianos, incluso si esos padres te maltrataron. Puede que tu hermano también haya sufrido malos tratos, pero considera que visitarlos es un deber, aunque le cause estrés, ansiedad y dolor emocional.

Tú, en cambio, puedes oponerte. Sabes que aguantar una reunión familiar no ayuda a nadie. Y ves que no merece la pena soportar el dolor emocional.

Recuerda que no te equivocas y resiste la culpa. Cada persona tiene un sistema de valores y unas expectativas familiares diferentes. No es tu responsabilidad estar a la altura de los ideales de otra persona, especialmente cuando esos ideales te causan directamente angustia emocional.

Establecer límites con una familia disfuncional

Una vez que veas que la culpa y la ansiedad de un miembro de la familia son suyas, te resultará más fácil separarte de sus expectativas y limitarte a hacer lo que te parezca correcto. Establecer tus propios límites resulta más fácil cuando reconoces que los límites de cada persona pueden ser diferentes.

Puede que sea uno de los refranes más utilizados, pero sigue siendo cierto: no se puede servir de una taza vacía. Si no tomas medidas para garantizar tu propio bienestar físico y mental, no podrás cuidar adecuadamente de los demás, por mucha presión que recibas para que lo hagas.

¿Qué significa poner límites?

La elogiada investigadora y experta en vergüenza y vulnerabilidad, Brené Brown, define los límites como “simplemente nuestras listas de lo que está bien y lo que no

En un entorno familiar, podría ser algo así:

  • decir no a pasar tiempo con familiares que te incomodan
  • pedir a un familiar que abusa de sustancias que no las consuma cerca de ti o de tus hijos, o
  • pedir terminar de hablar sin ser interrumpido.

Para que sean eficaces, los límites deben ir acompañados de consecuencias claras. Haga saber a su familiar cuál será la consecuencia si traspasa sus límites (por ejemplo, si bebe en mi fiesta, le pediré que se vaya). Y cúmplalo si traspasa los límites.

Establecer límites es fundamental para evitar resentimientos, pero a veces es más fácil ser sincero con la familia que hacerlo. He aquí algunos consejos que le ayudarán a establecer límites con una familia disfuncional:

Formas de establecer límites con una familia disfuncional

Tómese un descanso.

Al igual que eliminar posibles alérgenos de su dieta, pasar tiempo alejado de ciertos miembros de la familia puede ayudarle a identificar de dónde procede su estrés y qué necesita ajustar en esa relación de cara al futuro.

Escríbalo.

Escribir un diario puede ser una herramienta muy eficaz para procesar las emociones, identificar patrones y planificar los próximos pasos. Permítete pensar en lo que quieres de esa persona en tu vida y en tu relación.

Si tienes que relacionarte con un familiar que te causa estrés, puede ayudarte escribir una carta diciéndole todo lo que quieres decirle. No hace falta que se la envíes. Simplemente escribirlo todo puede ser catártico. También puede ayudarte a planificar lo que quieres decir si decides tener una conversación seria con ellos en el futuro.

Haz un juego de rol.

Si has tomado la decisión de establecer límites con un familiar pero tienes miedo de dar el siguiente paso, pídele a un amigo de confianza que haga el papel de la otra parte para que puedas ensayar tus palabras. Ensayar puede reducir el estrés y la incomodidad cuando te encuentres en la situación real, te dará la oportunidad de planificar lo que vas a decir y prepararte para sus reacciones.

Utiliza frases con “yo”.

Céntrate en cómo te hacen sentir sus acciones, en lugar de en que la otra persona esté equivocada. Esto puede ayudar a mantener abiertas las líneas de comunicación y reducir la posibilidad de que la otra persona se ponga a la defensiva.

Comparte con otras personas que te entiendan.

Los amigos pueden ser un recurso maravilloso para desahogarse y pedir consejo, pero no siempre podrán identificarse con tu lucha. Considere la posibilidad de buscar consejo en organizaciones dedicadas a temas específicos, como Alanon, una opción de terapia de grupo dirigida por voluntarios para amigos y familiares de alcohólicos.

También puedes buscar ayuda de compañeros que estén pasando por el mismo problema en Supportiv. Sus chats de apoyo son instantáneos, anónimos y están disponibles 24 horas al día, 7 días a la semana.

Busca ayuda profesional.

Intenta acudir a terapia familiar o individual. Un terapeuta profesional puede ayudarte a identificar patrones familiares disfuncionales que quizá aún no veas y a crear herramientas para poner límites y salir de la situación.

Sobre todo, recuerda que esto no es para siempre. Puedes elegir hacer las cosas de otra manera con tu futuro y tu familia, y puedes encontrar personas con las que ser realmente abierto. Intenta mantener relaciones sanas y prósperas fuera de los miembros problemáticos de tu familia. Encuentra personas en las que puedas confiar y con las que puedas expresarte.

Los problemas de tu familia no tienen por qué hundir tu futuro.

– Elisabeth Anter y Christina Beck