La mayor parte del tiempo se rodea de personas que comparten sus ideales. Sin embargo, cuando se trata de reuniones familiares, los parientes que no ves a menudo pueden exasperarte.

Hablar de política, valores morales, cuestiones de identidad y demás puede convertir a la gente en imbéciles involuntarios. Especialmente en nuestro clima político actual, el racismo, el sexismo y la sexualidad son temas que se abordan con frecuencia. Esto es lo que debes hacer si tu tío borracho, tu tía anciana o tu abuela sorda empiezan a soltar opiniones inapropiadas…

Prepárate

En primer lugar, ¿a quién se le puede escapar algo desagradable? Piensa en la persona que es una amenaza potencial para tu tranquila cena familiar. ¿Tienes ya una idea de quién es y en qué cree? Si es así, puedes prepararte mentalmente para el tipo de conversación que vais a tener.

A continuación, utiliza ese conocimiento para preparar lo que vas a decir durante esa conversación. Puedes intentar establecer un límite con ese familiar. Sé educado pero firme y explícale que no quieres entablar una conversación sobre este tema. Frases como:

  • “Preferiría no hablar de ___ en este momento”
  • “Te agradecería que no volvieras a sacar el tema de ___”

Sin embargo, alguien insensible a incomodar a los demás puede no respetar los límites.

Si decides participar en un debate polémico con tu “tío borracho”, prepara tu argumento. No traigas fichas, pero investiga un poco. Ten algunos puntos concretos que exponer y consigue pruebas que los respalden. En el calor del momento, es fácil ponerse nervioso. Así te sentirás preparado para discutir.

Mantén la calma

Es increíblemente fácil exaltarse con este tipo de temas, pero eso no solucionará nada. Cuanto más te exaltes, más se apagará tu cerebro. No sólo eso, sino que, independientemente de las opiniones de tu familiar, esa persona merece respeto. Gritar y maldecir no te hará quedar bien y le perjudicará. Mantén la calma y la elocuencia para transmitir tu punto de vista y mantener los buenos sentimientos.

Distánciate

Si has intentado todo lo anterior y ya no puedes más, vete. Esto puede parecer drástico, pero el único control que tienes sobre una situación es lo que tú haces. Si te vas, tendrás la oportunidad de calmarte. Además, tu pariente puede tomarse un segundo para pensar en su comportamiento y en cómo te ha afectado a ti.

Es (esperemos) sólo una cena

Por desgracia, la gente no cambia de opinión en una sola conversación. Argumenta tu punto de vista, pero sabe cuándo parar. No aceptes que te falten al respeto, pero no lo hagas.

Sobrevivirás a las diatribas del tío Moe borracho y siempre podrás desahogarte en Supportiv

Escrito por: Maria Stanica