Las reuniones en las que participan familiares, amigos y compañeros de trabajo son una alegría para muchos, pero pueden resultar agobiantes para las personas con ansiedad social.
Para algunos, es mejor estar solos, evitar ver a sus seres queridos o morderse las uñas sin parar.
Para quienes padecen una ansiedad social importante, evitar las situaciones sociales o recurrir a mecanismos de defensa puede hacer que el malestar persista.
Las personas que sufren ansiedad social tienden a adoptar “conductas de seguridad“.Se trata de acciones o hábitos que sirven para poco más que calmar la ansiedad en el momento, y que en realidad pueden aumentar la ansiedad social a largo plazo.
Por ejemplo, si estás en esa reunión navideña y te sientes ansioso, tu respuesta de huida podría decirte que te quedes en la parte menos concurrida de la sala. Es posible que te sientas obligado a tener un tentempié a mano en todo momento o a mirar el móvil.
Probablemente ya seas consciente de cuáles son tus comportamientos de seguridad y sepas que estas tendencias te ayudan a manejar situaciones tensas.
Por desgracia, las conductas de seguridad suelen tener un coste (como parecer distante o comer en exceso), lo que supone una buena motivación para tratar la ansiedad social desde la raíz.
Para la mayoría de las personas, el perfeccionismo no consiste en ser perfecto, sino en no ser nunca lo suficientemente bueno.
Para eliminar la presión de cualquier conversación, considérala más como un rompecabezas y menos como una actuación.
Para alguien con ansiedad social, una fiesta navideña se convierte en algo más que una simple fiesta. Se convierte en una oportunidad de todo o nada para ser juzgado. Así que, a menos que ofrezcamos una actuación sobresaliente, sentimos que seremos vistos como un fracaso.
Un buen comienzo para superar este perfeccionismo sería bajar un poco el listón. En otras palabras, no pasa nada por guardar un silencio incómodo durante una comida en la mesa. No pasa nada por no responder encantado a todo lo que dice otra persona.
Antes de entrar en una situación social, recuérdate a ti mismo que si cometes un error, no van a sonar las sirenas y, de todos modos, probablemente seas el único que lo llamaría “error”.
Ser humano significa tener peculiaridades entrañables, y nunca somos capaces de juzgar con precisión nuestras propias peculiaridades, ¿por qué estresarse intentándolo?
A veces, lo peor de hablar con los amigos es que no sabes cómo llegar a la parte significativa y personal de la conversación. Un truco consiste en aprovechar la charla trivial como un embudo hacia una conversación mejor.
Escoge un tema de conversación, como la nueva chaqueta que se ha comprado tu amigo o el pañuelo favorito que llevas puesto. La charla puede empezar en torno a la prenda, de modo que se pueda pasar de forma natural a conversaciones sobre tiendas de ropa favoritas, tiendas de comestibles, hábitos culinarios, comidas favoritas o recuerdos de la infancia.
Recuerda que cualquier punto de la conversación es un embudo hacia algo más. Para eliminar la presión de cualquier conversación, considérala más como un rompecabezas y menos como una actuación.
Ofrecerse a ayudar al anfitrión en una fiesta o reunión de grupo es otra forma de controlar la ansiedad.
Conviértete en una mano amiga con un propósito, y verás cómo parte de la presión desaparece. Tendrás una excusa para no entablar conversaciones triviales mientras estás ocupado y, después, sentirás un subidón de autoestima: ¡le has hecho la vida más fácil a otra persona!
Si tus amigos y familiares quieren que estés presente en todos los eventos a los que van, es un honor. Pero está bien decir que no.
Esto no significa que debas evitar a todo el mundo, lo que sólo exacerbará la ansiedad, pero tampoco es necesario que vayas a todas las fiestas o acontecimientos familiares.
Es mejor elegir los eventos que más significan para ti y rechazar educadamente el resto. De este modo, te darás el tiempo necesario para reagruparte y descansar con tus pensamientos. No pasa nada por rechazar reuniones que realmente te causarán más estrés que alegría.
Cuando luches contra la ansiedad social, es importante que te centres en los acontecimientos externos en lugar de estar todo el tiempo en tu cabeza.
Si necesitas utilizar mecanismos de afrontamiento para superar un acontecimiento, sé inteligente a la hora de elegirlos (piensa más en los útiles que en los autodestructivos).
Y si te resulta muy difícil sobrellevar la ansiedad, sé sincero con tus seres queridos. La comunicación lo es todo, y reprimir el estrés puede empeorar las cosas a largo plazo.
Así que busca a alguien en quien puedas confiar y hazle saber que necesitas apoyo. Te ayudará.
Escrito por: Alyssa Foster y Christina Beck
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